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domingo, 3 de noviembre de 2013

Mi familia no ayuda con mi dieta.



En familias numerosas comúnmente es difícil ponerse de acuerdo en la alimentación diaria, los gustos y preferencias de todos salen a relucir y es bastante difícil conformar a todos especialmente donde hay niños, cuanto más difícil se hace cuando el propósito es mantener una dieta.

Es bueno hablar con los miembros de la familia de las razones e importancia de esta aventura que encararemos juntos, la dieta, esta obviamente será iniciada por una razón valedera atinente a la salud de alguno o varios de los miembros del grupo familiar, cuando todos comprenden bien el “porque” y las consecuencias de no llevarla a cabo, lograremos un nivel de compromiso adecuado, otro buen punto seria promover los beneficios adicionales para los miembros que no tienen un problema de salud, como la prevención de enfermedades o el mejoramiento de su calidad de vida a corto y largo plazo. Ya puestos en la cocina hay algunos detalles que podemos cuidar, por ejemplo la presentación de cada plato, la variedad de colores y una disposición estéticamente adecuada, hace que algo que al paladar no le resulte tan estimulante si sea estimulante en la vista, lo que motivara su ingesta con una actitud más positiva.


También debemos tener en cuenta los gustos personales, los que no tienen un problema de salud especifico podrían disponer aderezos o condimentos que realcen el sabor, tal vez limón o vinagre, para hacer más gustosas verduras o carnes magras.


Nuestro último tip es sea optimista, no encare esta situación pensando en que va a fracasar o va a ser imposible, tenga la actitud positiva para realizar la dieta, no una tortura, sino un camino a una vida más plena para usted y su familia

miércoles, 17 de octubre de 2012

LA dieta y la familia comiendo rico :(


No es fácil hacer dieta rodeada de chicos que tienen escrita la palabra caloría en sus frentes, de una pareja que llega del trabajo hambrienta y de un entorno laboral tan dinámico que te impide tomarte una hora para almorzar relajado. 
Que difícil resulta que en casa coman algo rico con ese olor caracteristico de la fritura o de esos condimentos que te enloquecen, mientras tu tienes una ensalada verde sin aroma frente a ti. 


Pero no desesperes, si esta es tu realidad, hay formas de organizarte para no caer en el pan, las galletas,  la pizza o la hamburguesa. 

Lo primero que tenés que saber es que cada miembro de tu familia tiene una necesidad de calorías diferente. En una pareja promedio, de entre 25 y 60 años, que no realiza actividad física regular, la mujer debe consumir entre 1.600 a 1.800 calorías diarias, mientras que en el hombre el requerimiento aumenta entre 2.000 a 2.400. 


En el caso de los niños, para que tengas una idea un pequeño de uno a 2 años requiere de unas 1.200 calorías diarias, y esta necesidad se va incrementando cada año en unas 100 a 200 calorías hasta los 6. 

Esto significa que cada uno debe comer cantidades y alimentos distintos. Por eso el primer consejo es que tenés que contar con una variedad de productos que te permita resolver una cena sin pérdida de tiempo. 

Para lograrlo, la única vez que podés ir al mercado en la semana no tenés que olvidarte de nada. Suena a lugar común pero elabora una detallada lista y consultála antes de salir: es muy habitual que la mujer vuelva a su casa habiendo olvidado algo tan obvio como la sal… o la leche. 


Según un reciente estudio de la Universidad de Atlanta, la conformación y la organización familiar demostró ser clave para consolidar hábitos alimenticios saludables. Y, según el trabajo, es justamente la falta de una planificación en el hogar acorde con la vida moderna la que llevado a un aumento alarmante del consumo de comida chatarra. 

Por eso, la siguiente es una lista de consejos básicos que te serán muy útiles para alimentar bien a tu familia y perder unas libritas: 

Nunca olvides el desayuno. Hoy, para muchas familias es el único momento de encuentro del día. Esta comida debe incluir al menos tres de los siguientes alimentos: leche, yogurt, cereales o pan, jamón y algún queso magro. 


Para tus chicos, siempre tené a mano un cereal, ya sea sólo o con leche aporta gran parte de las proteínas que los mantendrán atentos en la escuela. 


Tené siempre listos unos snacks saludables: algunos originales son apio con queso blanco, zanahorias glaceadas, brócoli, barras energéticas o queso cortado en dados. 


Habla con tu familia sobre la alimentación, será muy bueno que tus hijos sepan desde pequeños por qué están comiendo cada producto y qué les aporta al organismo. 


Prepará durante el fin de semana comida para tres o cuatro, pollos, carnes magras, con las que puedas “armar” diferentes menús tan sólo cambiando los acompañamientos. 


Esta norma es de oro: tu comida deben ser verduras frescas. Para él papas o arroz. Para los chicos puedes utilizar una combinación de ambos. 


Siempre es bueno tener chocolate en la heladera: tus niños y tu esposo te adorarán. Pero para vos, elegí un plato de frutas o un té digestivo. 


No aceptes presiones del entorno: muchas veces los mismos miembros de la familia buscan inconcientemente “boicotear” tu dieta. Tenés que explicarles que querés estar más delgado para verte mejor. 


También tenés que hablar con ellos si decidiste usar pastillas para adelgazar, para que entiendan que no estás ante una enfermedad sino sólo a ante unos kilitos de más. 


Algunos de estos consejos forman parte de una guía saludable elaborada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) enfocada en las necesidades de la familia hispana. 

www.cyonar.com.ar